Bofetada, golpe bajo, duro gancho, de esos que te dejan viendo estrellas. Bolívar no fue Bolívar anoche en el Nuevo Gasómetro, fue un equipo desesperado, impreciso, sin conexión y sobre todo frágil en la marca. San Lorenzo lo humilló, fue un ‘ciclón’ con el 5-0 que le endosó en la semifinal de ida de la Libertadores, y puso casi cuesta arriba para el celeste la vuelta de la próxima semana en el Siles de La Paz.
El equipo cometió pecados capitales, mal al momento de defenderse en las pelotas paradas y sin argumentos para zafarse de la presión que ejerció su rival. Con Gerardo Yecerotte y Ronald Eguino, fue un flan por derecha en la primera etapa, sector en el que Emmanuel Mas, Leandro Romagnoli e Ignacio Piatti hicieron fiesta, amagaron y penetraron. Y no hubo un dueño de la pelota que mostrara la senda a seguir.
En esa primera parte hubo flaca marca y al final dos goles de desventaja producto de la pelota parada. Encima, cundió por momentos el enojo (desesperación) por los cobros del árbitro colombiano José Butiagro, que amonestó mal a Yecerotte cuando el de la falta a Ignacio Piatti fue Damir Miranda. Cuando apenas se habían jugado 5’ del duelo, San Lorenzo puso el 1-0 con un cabezazo de Mauro Matos, habilitado por Gutiérrez.
Era el principio del fin; Wálter Flores pegaba duro, Damir Miranda no daba una buena y arriba deambulaba Fernando Rodas. San Lorenzo salía bien desde atrás con Gentiletti mandando y aprovechando muy bien los desbordes de Mas y de Villalba. La presión era asfixiante y el 2-0 no tardó en llegar y fue con la misma fórmula del primero: tiro libre de Romagnoli al área pero el que esta vez cabeceó fue Mas (27’) ante la mala salida de Quiñónez.
Pésima primera etapa para los de Xabier Azkargorta, que para el complemento debía recomponer las líneas en procura de creer en la remontada en La Paz. Puso entonces a José Luis Chávez y Carlos Tenorio por Miranda y Rodas en procura de ganar en tenencia y ser picante arriba, pero aunque las tres primeras jugadas de riesgo fueron celestes (la más clara un cabezazo de Eguino a los 65’) pronto vino otra puñalada: cerró mal Gutiérrez y le dejó la pelota a Juan Mercier, que como un delantero (69’) puso el 3-0 con remate potente, cruzado.
El equipo sin alma
Esa pequeña inyección que habían dado los remates de Nelson Cabrera, Chávez y Eguino se diluyó rápidamente con el tercero del ‘Ciclón’. Edgardo Bauza, el técnico local, ya había mandado a la cancha a Cuauteruccio y Barreto por Matos y Romagnoli en procura de darle aire al equipo; y San Lorenzo siguió siendo picante por las bandas y por el centro aprovechando el pobre trabajo del bloque defensivo por donde penetraron casi sin problemas.
La clara muestra fue cómo se dio el 4-0, ya que la salida desde atrás de Cabrera le cayó a Buffarini en el medio que desde ahí ganó metros y más metros ante la mirada de Callejón y Gutiérrez y sacó un riflazo (74’) que hizo estéril el esfuerzo de Quiñónez, que acabó vencido. Era tunda.
Bolívar solo esperaba el final, desesperado intentó apretar el ‘Conejo’ Arce pero estaba solo; San Lorenzo quitaba y salía rápido. La última puñalada fue a los 87’ y también de tiro libre. Por segunda ocasión, el envío al corazón del área encontró a Mas que ganándole la posesión a Tenorio y a Yecerotte, le cambió de palo el balón al meta. El 5-0 era indiscutible, incontestable.
San Lorenzo se aseguró más de medio peso a la final de la Libertadores ante un Bolívar que no fue Bolívar y que pagó caro haber entrado dormido
LO PEOR DE LA ACADEMIA FUE LA DEFENSA
Esta vez, los errores defensivos que Bolívar tiene desde hace varios partidos no fueron perdonados por un San Lorenzo que lo estudió bien y sacó provecho en jugadas de balón parado, arma que sirvió para anotar tres tantos. Una defensa perdida para marcar y un arquero que no calculó el tiempo y la distancia, en los dos primeros goles.
“Hablamos del poderío de San Lorenzo en jugadas de balón parado”, dijo Azkargorta, aunque en la cancha pareció que los celestes estaban perdidos en ese aspecto.
En el primer gol de Matos, Gutiérrez habilitó al no estar detrás de la línea de la pelota, mientras en el segundo los centrales perdieron ante Mas. En ambos tantos, Quiñónez quedó a medio camino por su indecisión de salir a cortar los centros.
El tercer tanto de balón parado (fue el 5-0) se dio tras un centro de Barrientos que Mas ganó a Tenorio y Yecerotte. Fue el segundo tanto del lateral izquierdo de San Lorenzo.
La defensa jugó mal, aunque en parte fue por el bajo nivel de los volantes Wálter Flores y Damir Miranda.
BRONCA CONTRA EL ÁRBITRO, QUE ERRÓ
Ni bien empezó el partido, el árbitro se equivocó al sacar una tarjeta amarilla a Gerardo Yecerotte, cuando la falta la había cometido Damir Miranda. El error ocasionó la bronca de los jugadores y del técnico de Bolívar, Xabier Azkargorta, que reclamaban porque el lateral-volante derecho acumulaba su tercera amarilla y quedó fuera de la vuelta.
“Me da vergüenza hablar del árbitro, y no es una excusa, pero creo que fue parcializado porque en el primer tiempo sacó tres amarillas contra nosotros”, dijo Azkargorta.
Gutiérrez y Yecerotte fueron los que más reclamaron al juez, que no dio marcha atrás a la amarilla, que le imposibilita estar en la vuelta, el próximo miércoles en el Siles.
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