jueves, 24 de julio de 2014

Sueño de los bolivianos terminó en desolación

Tremendo mazazo el que recibieron anoche los más de 4.000 hinchas bolivianos que asistieron al estadio Nuevo Gasómetro para alentar a Bolívar, ilusionados con ver ganar a su equipo o, mínimo, lograr un empate que lo hubiera acercado a la final de la Copa Libertadores que, aunque nada está escrito, está más lejos que nunca.

Decepción es la palabra cabal para describir el sentimiento de los miles de bolivianos que, haciendo un esfuerzo económico pagando 400 pesos argentinos (unos Bs 350), estaban esperanzados en alargar el gran sueño celeste, sin sospechar un final trágico como el de anoche. “No esperábamos algo igual. Nos sentimos abatidos”, dijo Mario Mejía a la salida del estadio donde San Lorenzo juega sus partidos de local. Como él, un sentimiento de frustración y de profunda tristeza embargaban la voz de los sufridos bolivianos.

Los cánticos de aliento se fueron apagando gradualmente, aplacados por la euforia de los argentinos, cada vez que el arquero Quiñónez recogía el balón desde el fondo de su arco. Cinco veces no es poca cosa y los hinchas sintieron cada gol como una puñalada en el corazón. En el sector de la tribuna visitante había un espacio adicional para la gente de San Lorenzo. Hubo ‘pica’ durante todo el partido entre uno y otro lado.

La mayoría de los bolivianos alentaba tímidamente y cuando se envalentonaba con alguna jugada aislada de Bolívar llegaba un nuevo puñal de San Lorenzo.

Hubo dos facciones de barras, La vieja escuela de La Paz (llegaron unos 60 integrantes por tierra) y la La gran familia bolivarista, que alcanzó a unas 350 personas. Al estadio llegaron formando una caravana, desde la embajada boliviana, pero tras el 5-0 cada uno volvió a su casa como pudo y en silencio
AZKARGORTA CONFÍA EN DEVOLVER GENTILEZAS
“Ellos merecieron ganar, aunque creo que fue un resultado exagerado”. Xabier Azkargorta fue claro, reconoció que San Lorenzo fue superior a Bolívar, pero que el marcador no reflejaba lo que él vio. Pese a la desazón de los miles de hinchas en el Nuevo Gasómetro, y en Bolivia, lanzó una frase de esperanza: “Si ellos hicieron cinco, ¿por qué nosotros no?”
Durante el partido al técnico se lo vio molesto, protestando en más de una ocasión las decisiones del árbitro y hasta riéndose sarcásticamente cada vez que José Buitrago cobró en contra de su equipo. Explotó con la amarilla injusta a Yecerotte (lo inhabilita para la vuelta, a no ser que recurra esa tarjeta) y no dubitó para volver a la carga contra el cuarto árbitro cada vez que lo consideró.
Era claro que al final su rostro estaba golpeado por la derrota, pero rápidamente se levantó y les envió un mensaje a sus jugadores y a los hinchas de creer en la remontada el próximo miércoles. Para ello, será clave el respaldo de los hinchas y los 3.600 msnm que tanto le temen los argentinos. Eso sí, San Lorenzo no se anticipa como rival fácil.

POR ALGO BOLÍVAR NO QUERÍA A ROMAGNOLI
Bolívar era temeroso de Leandro Romagnoli, y tenía razón. La Conmebol habilitó al volante argentino, pese a estar expulsado por una agresión a Marcelo Martins, y en dos jugadas de balón parado demostró por qué era tan temido. De sus pies nacieron los dos primeros goles, sin contar alguno que otro lujito para el deleite de su hinchada. Para evitar que lo lesionaran o sufriera algún percance, el técnico Edgardo Bauza lo remplazó en el segundo tiempo.
Mientras estuvo en la cancha fue un jugador importante, hábil y peligroso. No en vano Bolívar hizo un reclamo previo. La Conmebol dio el visto bueno para que jugara y los resultados saltan a la vista. Romagnoli marcó clara diferencia porque sabe de su oficio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario