jueves, 27 de marzo de 2014

Ferreira liquida en el momento menos pensado



William Ferreira ratificó anoche que a los goleadores hay que esperarlos, que aparecen en el momento menos pensado. En el Nou Camp de León embocó por vez primera en esta edición de la Copa Libertadores. El uruguayo recibió el pase desde la derecha, aguantó la presión de tres zagueros, se acomodó y sacó un potente disparo de derecha al costado más lejano del arquero William Yarbrough a los 25 minutos del segundo tiempo.

Esa fue una lección de efectividad 100% de la Academia. Pudo aumentar la cuenta en la recta final del partido, cuando el local había caído en la desesperación por rescatar al menos el empate.

Durante la primera etapa sufrió y aguantó los embates del León, que había ingresado a la cancha dispuesto a comerse a la Academia. En el primer cuarto de hora, el gol se caía de maduro, pero la pelota terminó afuera de la cancha o en las manos de un Romel Quiñónez más solvente a medida que pasan los partidos.

Los primeros minutos de la segunda parte fueron un calco de la primera, pero esta fracción tuvo el añadido de que la última línea de la Academia se asentó mejor, mostró oficio y despejó cuanta pelota se acercaba a su arco. Luego llegó el acierto del goleador académico para sellar el triunfo que deja a Bolívar como primero del “grupo de la muerte” y en una posición envidiable para acceder a los octavos de final.

Cuidó su ventaja con calma, jugó tranquilo y sacó provecho del nerviosismo en el que cayó el León con el paso de los minutos. Juan Carlos Arce y Jaime Arrascaita, que ingresaron luego, ayudaron a defender la ventaja arriba haciendo circular el balón con toques precisos en espacio reducido.

Segunda victoria en México

A Toluca y León

Bolívar consiguió su segundo triunfo en sus visitas a México por la Copa Libertadores de América. Además de forma consecutiva, porque en el anterior partido, el 28 de febrero de 2007, le ganó a Toluca 1-2. Ayer se impuso a León 0-1. Antes había perdido con América (2-0) y Pumas de la UNAM (2-0).

Tres amarillas

Según el reglamento de la Libertadores, si un jugador recibe tres amonestaciones continuas o discontinuas, queda automáticamente suspendido por un partido. Eso ocurre con Wálter Flores, quien ayer vio la tercera, por tanto no podrá jugar ante Emelec en La Paz. Reaparecerá solo si Bolívar se clasifica a los octavos de final.

Goleador

Hay un detalle que no puede pasar desapercibido. Bolívar convirtió goles en todas las visitas que realizó en esta Libertadores: un tanto a Emelec, dos a Flamengo y uno a León. A los dos últimos también les hizo de local.

Óscar Dorado Vega: Ferreira enseñó cómo se hace

León se cansó, literalmente, de elaborar juego ofensivo. Creó al menos una decena de oportunidades claras y fracasó de modo rotundo en la definición. Eso explica, en alguna medida, el desenlace. La otra porción relativa al final tiene que ver con lo realizado por William Ferreira, que desenfundó toda su raza de goleador, fabricando la ocasión y consumándola de manera notable. Todo lo que no hicieron Britos, los dos Hernández, Boselli, Peña y compañía sí fue consumado por el uruguayo. Detrás de él, Bolívar supo soportar —no sin una muy alta dosis de fortuna, también con orden— el aluvión. Cuando fue necesario apareció —cada vez más consolidado— Romel Quiñónez, apuntalado por una defensa que rechazó una y otra vez, más allá que en la segunda jugada la recuperación casi siempre fue del local. Otra historia es que, si de comparar se trata, en materia de finiquito el visitante resultó pragmático en extremo. El equipo mexicano no solo dejó escapar el invicto en casa, sino que puso en duda la clasificación, que bien pudo celebrar anoche.

El partido puso de manifiesto que no basta con acaparar la posesión del balón. Ni sirve, sin el complemento necesario, imponer la dinámica, porque invariablemente el desgaste ( físico y mental) pasa factura.

León dispuso de una brecha sin aduana, a través de todo el lapso inicial, por el sector de Eduardo Moya. La empleó reiterativamente, pero en el área no estuvo fino, una carencia esencial. A través del complemento el español salió unos metros del fondo y las coberturas de Ronald Eguino solucionaron un problema que parecía insoluble.

Añadido a lo anterior es imposible ignorar que sobre el cierre —al margen de una gran atajada de Quiñónez a Boselli— Ferreira y Arrascaita (este último por doble partida) pudieron estirar la diferencia. A esas alturas el cuadro azteca era un canto a la descompostura de mitad de cancha hacia atrás. Bolívar depende ahora de sí mismo para lograr el pase. Recuperó de sobra lo que dejó escapar en el Siles. Los cuatro puntos cosechados en el exterior lo tienen en la cima del grupo. No cabe duda que es una campaña extraordinaria por más de un motivo. Ahora debe poner la frutilla sobre la torta.

En el Nou Camp la suerte se vistió de azul, pero la providencia por sí misma no juega. Y la Academia —en una enorme lección de eficacia— se encargó del resto, de lo más importante.

Óscar Dorado Vega es corresponsal en Bolivia de Fox Sports.

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