Horacio Chiorazzo dice ser un agradecido con Bolivia porque gracias a este país desarrolló una carrera exitosa como futbolista. Llegó jovencito en 1998, reclutado por Real Santa Cruz, y una década más tarde se fue con la satisfacción de haberlo dado todo. Sin menospreciar al resto de los equipos donde jugó, que llegan a un decena, el ex delantero argentino siente un cariño inmedible por Bolívar, donde jugó dos años y fracción consiguiendo lo que siempre soñó.
Sus inicios en el fútbol se remontan a épocas muy difíciles para él y su familia. Tenía solo 13 años cuando empezó a hacer las inferiores de Boca Juniors y después de un par de temporadas pasó a Lanús. En este equipo completó su etapa de formación y luego de algunos partidos en primera recibió un llamado de Bolivia. Por agosto de 1998 Real Santa Cruz estaba comprometido con el descenso y con su llegada el club albo salvó la categoría en la Liga.
Según cuenta, lo llamaron por seis meses y terminó quedándose más de dos años. Sus condiciones técnicas y, sobre todo, su efectividad, rápidamente despertaron el interés de clubes más grandes. Bolívar compró la mitad de su pase en 2001 pero por un litigio con el dueño de la otra mitad de su ficha en 2002 quedó ‘colgado’ después de jugar solo Copa Libertadores con los celestes. En 2003 volvió a La Paz para ser partícipe de la mejor campaña realizada por un equipo boliviano en la Copa Sudamericana. En 2004 Bolívar disputó el título de ese torneo contra Boca Juniors, con un golazo suyo en el estadio Hernando Siles en el partido de ida. Ese año fue el máximo goleador de ese torneo internacional.
Para entonces su nombre ya había ganado fama y sus goles se podían ver por las principales cadenas internacionales. Una buena oferta económica del Aucas le abrió las puertas de Ecuador; de allí se fue al Rangers, de Chile, y posteriormente al Deportivo Pasto, de Colombia. En 2006 volvió a Bolivia para jugar en Wilstermann, coincidiendo con el título que ganó el equipo aviador en una final contra Real Potosí. Su último año en Bolivia fue en 2009, con Real Potosí, en un periodo muy corto pero infeliz. Después de la salida del DT Vladimir Soria llegó Sergio Apaza, que de inmediato le pidió que se buscara equipo porque no lo tenía en sus planes. “Por todo lo que había logrado en este país lo mínimo que esperaba era ser tratado con respeto”, manifestó Chiorazzo, próximo a cumplir 38 años en junio.
Cerradas las puertas en el fútbol de Bolivia, donde marcó más de 100 goles y fue objeto de admiración, decidió retornar a su país para jugar en Deportivo Español, donde finalmente puso punto final a su exitosa carrera porque, según él, ya no podía más. Una fractura en el tobillo aceleró su adiós.
Desde entonces nunca más volvió a Santa Cruz, ni a La Paz ni a Cochabamba, las ciudades donde asegura haber disfrutado de la naturaleza junto a su familia. Completamente apartado del fútbol (solo juega a veces entre amigos), su presente está ligado a labores administrativas en una entidad bancaria de Buenos Aires.
Sin temor a equivocarse dice que Bolívar fue y seguirá siendo su gran amor. Del fútbol actual solo le interesa saber noticias de la academia paceña y de Independiente de Avellaneda, del que se declara hincha de nacimiento.
De su paso por Bolivia rescata la amistad de muchos colegas con los cuales todavía mantiene contacto a través de la Internet. “Estoy programando unas vacaciones por Bolivia para transitar por los sitios donde estuve”, dijo
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lunes, 24 de marzo de 2014
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