Quiñónez, que fue titular anoche, atajó los tiros de los wilstermanistas Edson Zenteno, Sebastián Romero y su colega Hugo Suárez, y tapó la boca de los aficionados bolivaristas que antes del final de los 90 minutos de juego, cuando Bolívar perdía 4-0 ante Wilstermann, pedían a gritos el ingreso del arquero argentino Marcos Argüello.
El DT Miguel Ángel Portugal no podía hacer el cambio pues ya había utilizado los cinco que permite el reglamento del torneo.
Después de haberle dado el pase a la final a Bolívar, el arquero que nació en San José de Chiquitos se fue con lágrimas en los ojos a los vestuarios, sin dar declaraciones a la prensa, en medio de la ovación de los aficionados que repetían: “Quiñónez, Quiñónez, Quiñónez...”.
Más tarde, el jugador comentó: “No estoy molesto, estoy dolido. Lo que gritaba la gente me dolió mucho, pero pude tapar y se lo dedico al plantel. Pasé de ser un villano a la figura. Duele porque vino de la gente del equipo que uno quiere mucho”.
El delantero William Ferreira defendió al arquero. “Para él debe ser difícil. La gente no confió en él y pidió otro arquero. Creo que la gente debió apoyarlo porque si estamos en las finales es por él”. El aviador Suárez también respaldó al futbolista. “Es un gran arquero. Yo le dije que sería la figura de la jornada y así fue. Tiene un gran potencial para llegar a la Selección”, dijo.
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