Orgulloso de Mairana, su pueblo de donde salió muy jovencito para triunfar en Bolívar, Aldo Fierro Banegas, el lateral que tuvo la Academia entre 1978 y 1981 está a punto de seguir haciendo historia en la entidad celeste ya que su hijo Juan Eduardo tiene el objetivo de conseguir el título del actual torneo Apertura, igualando lo que hizo el padre en 1978, pero marcando un hecho sin precedente en el fútbol boliviano: padre e hijo campeones de la Liga en un mismo club.
¿Cómo llegó a Bolívar?
Yo jugaba en Destroyers y me seleccionaron para integrar el equipo de los Juegos Bolivarianos que organizó nuestro país en 1977. En Santa Cruz seleccionaron como a 15 futbolistas, pero sólo nos quedamos cuatro, entre los que estaba yo, ese equipo salió campeón. Al finalizar los Juegos el profesor Ramiro Blacut me recomendó a Bolívar y me quedé en La Paz para jugar en la Academia.
Usted tenía 19 años (1978), pero en Bolívar había jugadores de mucha experiencia, ¿cómo fue integrar ese elenco lleno de figuras?
Una experiencia única, yo era muy jovencito y era la primera vez que salía de Santa Cruz…
¿Tenía miedo?
Sí, porque cuando llegué a Tembladerani, había grandes jugadores, pero felizmente me dieron la oportunidad, no defraudé y me quedé como titular. Recuerdo que el más experimentado de ese equipo era Luis Gregorio Gallo (+), que venía de jugar en la Selección de Argentina y en Vélez Sarsfield. Era un buen tipo porque siempre nos trataba de ubicar y aconsejar a los más jóvenes.
Los bolivaristas dicen que esa defensa era impasable, ¿la recuerda?
En el arco estaba Conrado Jímenez, los centrales eran Ricardo Troncone y Waldino Palacios; por las puntas, Ramiro Vargas y mi persona. Nadie pasaba porque éramos fuertes por arriba y abajo y en el anticipo. Troncone era un poco lento, pero muy seguro y sólido, especialmente en el juego aéreo por la condición física que tenía. Junto a Gallo él nos transmitía mucha confianza a los más chicos y cuando me fui de Bolívar le agradecí sus enseñanzas.
¿Y las características tuyas como eran?
Yo era un jungador sencillo y humilde, pero en la cancha me transformaba ya que tenía un carácter fuerte de marcar mucho y no dejarme. Voy a decirles algo, fui de los primeros carrileros en proyectarme a la ofensiva, antes era prohibido que un lateral pase al ataque, pero yo era de ida y vuelta porque era muy rápido y tenía un gran despliegue físico.
¿Qué hizo con la primera plata que cobró?
Me alcanzaba para pagar sólo mi pensión, lo que pasa es que no tenía un empresario que me maneje tal como pasa en estos días.
¿Recuerda algo de Mario Mercado, presidente de Bolívar?
Un gran dirigente, recuerdo una anécdota con él, creo que fue después del campeonato de 1978.
Don Mario me hizo llamar y yo le dije que me aumente el sueldo porque estaba ganando muy poco y me respondió: "Hijo, ¿cómo quieres que te suba el sueldo? Eres muy jovencito. Agradece que estás jugando. Cuánta gente hay que quisiera estar en Bolívar. Al año te aumentaremos’”, me respondió.
Aldo, usted llegó en 1978 y consiguió el título, su hijo tiene ese mismo objetivo en un hecho histórico en la Liga en el que padre e hijo ganan un campeonato en el mismo club...
Es mi gran deseo, sería un orgullo que padre e hijo seamos campeones. Ganar un título en Bolívar no es poca cosa y lo digo por la experiencia que tuve en 1978 cuando luchamos mucho por llegar a ese objetivo. Cuando estás en Bolívar todos quieren ganarte porque es el mejor, pero uno tiene que saber superar las adversidades y estar fuerte mentalmente para llegar al campeonato.
¿Cuéntenos que pasó en aquella final de 1978 ante Wilstermann?
Recuerdo muy bien aquella final que jugamos con Wilstermann en Santa Cruz, era un partido extra porque empatamos en puntos, fue un partido muy duro y se disputó a una alta temperatura, inclusive Erland Araoz se desmayó en el partido, yo estaba acostumbrado al calor, pero afectaba volver otra vez, felizmente Aragonés metió el único gol del partido y dimos la primera vuelta olímpica de Bolívar en la Liga, fue una gran alegría, especialmente para mí porque era mi primer año y ya tenía un título sobre mis espaldas.
¿Qué sintió cuando Juan Eduardo siguió su mismo camino?
A mi hijo siempre le gustó el fútbol y lo llevaba siempre a los barrios, y es mi orgullo que luego haya jugado a nivel profesional, mucho más cuando llegó a Bolívar, donde yo salí campeón. La meta fue siempre que entre a la Academia porque es la institución más grande de Bolivia.
¿El hijo salió mejor que el padre?
Claro (risas), además él hace goles, es una persona muy comprometida con su profesión, yo siempre le recomiendo que sea un luchador y que sea perseverante con lo que hace. Tiene que prepararse en el día a día para estar listo cuando el técnico lo necesite.
¿Blacut fue el mejor técnico en su carrera?
Sin lugar a dudas, porque era una persona que te guiaba, era de carácter fuerte y le gustaba mucho la disciplina sobre todo cuidaba mucho que no existan excesos en la vida privada de cada uno.
¿Por qué se fue de Bolívar?
Por la lesión del ligamento cruzado que tenía en la rodilla, no quisieron operarme, así que me marché a Santa Cruz y surgió la posibilidad de jugar en Blooming, pero no pude recuperarme de la dolencia y después de medio año más en ese equipo tuve que retirarme y deje el fútbol a los 27 años, cuando podía tener unos años más en este deporte, sentí mucha impotencia, pero al verlo triunfar a Juan Eduardo me siento más tranquilo.
HOJA DE VIDA
Nombre Aldo Fierro Banegas
Lugar y fecha de nacimiento Nació en Mairana, Santa Cruz, el 19 de junio de 1954.
Trayectoria Campeón con Bolívar en 1978, jugó con la selección la Copa América de 1979 frente a Brasil y Argentina.
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lunes, 8 de mayo de 2017
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