Es la mejor aparición en esta Copa Cine Center. Un muchacho joven, rápido, hábil, de buen dominio de pelota. Lo descubrió hace un tiempo el técnico de menores de Bolívar, Óscar Villegas, y el chico ya dio el salto al primer plantel, en el que ha comenzado a ganarse la admiración general.
Jaime Darío Arrascaita Iriondo nació en La Paz el 2 de septiembre de 1993, pocos días antes de que Bolivia conquistara su clasificación al Mundial de Estados Unidos 94.
Veinte años después del talento desplegado por Marco Etcheverry o Ramiro Castillo en esas eliminatorias, aparece un joven valor que bien podría seguir por esa exitosa senda futbolística si la Academia sabe trabajar lo que ahora tiene como un diamante en bruto.
“Gracias a Dios, de a poco se hace realidad algo por lo que venía luchando desde hace mucho tiempo. Sé que debo mejorar mucho, seguir creciendo futbolísticamente y luego consolidarme. Claro que quisiera vestir la camiseta de la selección, es lo que todo futbolista quiere, pero en la vida hay que cumplir etapas una por una”.
Asume sus primeros éxitos con mucho criterio, consciente de lo que se trata: “Estoy ganando minutos en el fútbol, es decir estoy gateando, me falta empezar a caminar, pero la confianza que me brinda el profesor Miguel Ángel Portugal y la ayuda de mis compañeros hace que me sienta más aplomado, en lo anímico bien. Sé que esto recién empieza”
Sus consejeros son Wálter Flores y “don Willy Ferreira” —así le llama al goleador— quienes “me hablan, corrigen algunas cosas y sobre todo me recomiendan que la humildad y la entrega en el trabajo diario son fundamentales. Ellos me dan confianza”.
Portugal, quien es el que decidió subirlo al plantel profesional, también le da aliento a diario: “Me dice que estoy jugando bien, que siga por ese camino, que debo continuar con el aprendizaje y mejorar. El talento está, pero hay muchas cosas por hacer”.
Ascarraita ya hizo un gol, fue contra Wilstermann en Cochabamba. “Fue un momento lindo, sentí una alegría tremenda y por eso lo grité a pulmón lleno. Se lo dediqué a Dios y a mis papás, que siempre me apoyan”.
De la selección de su pueblo dio el gran salto a Bolívar
Estudió en Santa Rosa de Mapiri. Allí jugaba para el equipo de su colegio y luego fue llamado a la selección del pueblo.
“Me acuerdo que le hicieron una invitación a Bolívar (el equipo preprofesional) para que fuera a jugar allí. Jugamos contra ellos y ahí me observó el profesor Óscar Villegas, así que habló con mi familia para que pudiera venir al club”, cuenta Arrascaita.
Según Villegas, fue complicado traerlo: “sobre todo costó convencer a su familia porque él aún estaba estudiando en colegio, entonces eso dificultaba bastante. Entre tantas charlas, logramos que sus papás aceptaran que Jaime viniera y fuera parte del equipo”.
El entrenador asegura que “a primera vista (cuando lo vio jugar por primera vez) noté que tenía grandes condiciones técnicas. Si bien era delgado, consideramos que haciendo un buen proceso de fortalecimiento en la parte física lograríamos que mejore en ese aspecto. Condiciones técnicas con el balón las tiene y muchas”.
Arrascaita dice que le gusta mucho la mecánica. Entre sus objetivos también está estudiar una carrera universitaria, aunque por el momento se da cuenta de que es difícil con tanto tiempo que le debe dedicar a la práctica del fútbol.
No conoció a Ramiro Castillo, pero por lo que le contaron es uno de sus ídolos, igual que Ferreira, Andaveris y Neymar.
Paceño, criado en Santa Rosa de Mapiri
Jaime Arrascaita nació en La Paz, pero fue criado en Santa Rosa de Mapiri. Proviene de una familia humilde y trabajadora.
“Mi papá se llama Jaime Arrascaita y mi mamá, Cecilia Iriondo, pero no sé si tengo algún parentesco con la familia de Juan y Luis Iriondo (jugadores que por años vistieron la camiseta de The Strongest). Ellos, entiendo, eran de Coripata, en cambio mi familia es de Chicaloma. No tengo mucha información, pero lo voy a averiguar”.
Dice que a pesar de haber nacido en La Paz, “no conozco mucho de aquí porque de chico me llevaron a Santa Rosa y fue allí donde me crié, allí fue donde comencé todo, allí empecé a jugar”.
Es sobrino de Augusto Andaveris, actual delantero de Wilstermann.
“Mi papá ahora es socio de la Cooperativa Andina y mi mamá se dedica a la agricultura. Mis hermanos, Gustavo de 15 años y Nelson de 7, también quieren seguir mis pasos, ambos juegan al fútbol, tienen condiciones y al igual que yo son bolivaristas, pero hay que esperar todavía que terminen el colegio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario