domingo, 12 de abril de 2015

Alborta, la primera estrella del gran firmamento celeste

La historia del club Bolívar está llena de episodios memorables y llamativos. En cada uno de esos momentos hubo destacados deportistas que dieron lo mejor de su talento. La Academia cumple 90 años y es justo mostrar a la primera estrella del firmamento celeste.
Su nombre es Mario Alborta. Su figura legendaria ha trascendido nuestras fronteras. Jugador de prestigio reconocido, registró su talento en diferentes medios de prensa y revistas deportivas a nivel local e internacional.
Los inicios de Alborta como jugador fueron en una cancha de dimensiones pequeñas pertenecientes al Instituto Americano de La Paz. En ese campo de juego hizo su aparición el deportista paceño. Por su importancia hay que agregar que la enorme diferencia que existía entre su juego y el de sus compañeros de colegio llamó la atención de los dirigentes de Universitario, que después de un encuentro intercolegial, le invitaron a jugar en la primera división del conjunto de la Universidad Mayor de San Andrés.
Una vez incorporado al elenco estudiantil, en 1926 realizó un viaje a Cochabamba, donde el plantel protagonizó algunos encuentros en homenaje a la efemérides valluna. Luego de ese viaje tan significativo, la asociación del balompié paceño convocó a un torneo de Selección para el campeonato nacional de fútbol, auspiciado por la federación.
Naturalmente, Alborta fue elegido entre los mejores jugadores. También en 1926, la Selección participó por primera vez en el campeonato sudamericano, que se desarrolló en Santiago de Chile. Por sus excepcionales condiciones , el joven jugador fue nombrado capitán de la Verde. La primera intervención del combinado nacional no fue de las mejores, porque los demás países participantes demostraron supremacía en el campo de juego. Al año siguiente, vale decir en 1927, el plantel nacional concurrió nuevamente al XI Campeonato Sudamericano, que se jugó en Lima, Perú; igualmente los resultados no fueron de los mejores.
Tras esas experiencias deportivas, Alborta participó nuevamente en el torneo local. A la conclusión del torneo de 1928, reforzó al equipo de Deportivo Militar. Su talento y sus goles fueron clave para la obtención del campeonato paceño. Los jugadores defensores de The Strongest nada pudieron hacer contra los cañonazos dirigidos por Alborta. Un año después, en 1929, Universitario consiguió su primer título, al derrotar 3-2 al equipo atigrado.
Alborta comandó nuevamente el triunfo de sus compañeros. Al final de ese compromiso, un gesto muy caballeroso quedó en la memoria. Alborta obsequió a su compañero Víctor Hugo Estrada la medalla que recibió por ser el mejor jugador. Estrada no pudo jugar por una lesión.
Un año después, participó como jugador de la "U” en la inauguración del estadio Hernando Siles, el 16 de enero de 1930. Ese año asistió al primer campeonato Mundial de Fútbol, evento deportivo que se desarrolló en Uruguay.
Universitario desapareció a mediados del 30. Este suceso dio lugar a que destacados jugadores, entre ellos Alborta, pasaran definitivamente a filas del cuadro bolivarista.
En el club Bolívar paseó su fortaleza, caballerosidad, elegancia y su técnica inigualable. Estas cualidades le dieron el sobrenombre de Cañonero.
El jugador emblemático debutó con la casaca celeste el 26 de octubre de 1930, durante el Campeonato Relámpago auspiciado por el club Bancario.
En noviembre de ese año, los dirigentes del club Bolívar determinaron que el equipo viaje por territorio chileno. La gira fue positiva. De regreso al país, el cuadro celeste, con Alborta, protagonizó partidos memorables.
Uno de los planteles extranjeros que dejó huella en el público boliviano fue Deportivo Almagro de Argentina.
Como una muestra de afecto, la delegación argentina fue homenajeada en el salón del club Ferroviario. En ese ambiente de amistad, se presentó el prestigioso jugador. Rindió sus saludos a la comitiva visitante. Estrechó, como una forma de caballerosidad, la mano del renombrado Recanatini. De jugador a jugador, de capitán a capitán, de crack a crack, se vieron frente a frente.
Almagro venció 2-0 al combinado celeste. El partido se caracterizó por la entrega de ambos planteles. Pese a los goles adversos, fue una tarde emotiva para el fútbol paceño. Poco después de ese lance destacado, el cuadro celeste viajó nuevamente al exterior. Visitó Perú y Ecuador, el resultado fue más que positivo.
Nuevamente en territorio nacional, Alborta recibió la admiración del pueblo en general. Sus gratos recuerdos, tras esos viajes, se reflejan en las siguientes líneas: "Quiero dejar en constancia mi profundo agradecimiento para los deportistas de La Paz en particular y para todo el pueblo en general, por la grandiosa recepción que nos han tributado a nuestra llegada. Hablando sinceramente, ella nos cogió de sorpresa, los muchachos no esperábamos una demostración de tal índole. Me conmovió y me hizo feliz, pues creí entrever en esa manifestación el deseo que tenía a toda Bolivia expresándome su congratulación por el triunfo de su juventud. La gira no pudo haber sido más satisfactoria. Me encuentro satisfecho de ella en sus diversos aspectos, pues además de haber conquistado lauros y victorias para el club, he podido comprobar la disciplina y el carácter obediente de todos los muchachos. Si materialmente el viaje no nos repartió provecho alguno, moralmente él se ha constituido, especial para mí, en gran aliciente; ya que ha sido la causa para que llegue al íntimo aprovechamiento del cariño que profesan todos y cada uno al club y a sus colores. He visto ondear mi tricolor victoriosa en los campos deportivos de Perú y Ecuador y estoy seguro de que hoy en adelante Bolivia será tomada ya en cuenta en los campeonatos futbolísticos”.
Del estadio a las trincheras del Chaco
Aproximadamente un año y medio habían pasado de ese viaje. Entonces conmovió a todo el país el conflicto bélico con Paraguay. Alborta, el renombrado deportista, estuvo en el frente de batalla, así lo manifestó el diario El Correo Deportivo, con la siguiente nota:
"Carlos- Uyuni- Mario Alborta se encuentra en campaña desde hace ya varios meses prestando sus servicios, cual corresponde a todo buen patriota”.
Por instrucciones superiores, Alborta y varios de sus compañeros fueron evacuados a La Paz. Este fin obedeció a una colaboración humanitaria. En abril de 1934, a iniciativa de La Paz Foot Ball Association, juntamente con el Estado Mayor, decidieron auspiciar un programa deportivo con el objeto de recaudar fondos para la Caja del Herido. El público boliviano fue llamado a la solidaridad.
Concluida la guerra, Alborta retornó a los campos de juego. En los años de 1936 y 1937 el seleccionado paceño salió campeón en dos oportunidades.
Naturalmente, el centro delantero fue la pieza clave para la obtención de esos títulos.
Participó en los primeros Juegos Bolivarianos de 1938
La Selección, en la disciplina del balompié, realizó una de sus mejores presentaciones de su historia. En dicha oportunidad se colocó en el segundo lugar. Mario Alborta y Vicente Arraya fueron las figuras sobresalientes de aquel equipo.
Al promediar julio de 1955 nació, de un selecto grupo de futbolistas, la idea de crear una entidad que los cobijara en sus proyectos posteriores.
Pocos años después, en aquel memorable acontecimiento del Campeonato Sudamericano de 1963, competencia en la cual Bolivia obtuvo el primer sitial, Alborta tuvo participación como directivo. El Cañonero, esta vez, fue designado administrador de la Selección.
Alborta fue una de las pocas figuras comprometidas con el deporte nacional. La afición paceña y boliviana vio su potente remate, que en ocasiones "rompía” el travesaño de los arcos rivales.
De ahí nació el sobrenombre de Cañonero.

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