jueves, 15 de noviembre de 2018

Alfredo Arias: ‘Al futbolista hay que prepararlo también para el retiro’



Alfredo Arias, uruguayo, es el entrenador de Bolívar. Pero en esta entrevista no habla nada sobre la Academia, con la que está peleando por el título nacional. La propuesta pasa porque se refiera a otras facetas: su vida después de jugador, la del futbolista; cómo llegó a la dirección técnica y qué encontró en Bolivia como país.

— ¿Es cierto que usted comenzó su carrera como entrenador tarde?


— Sin duda. A veces me dicen los amigos: ‘empezaste tardísimo, diste una ventaja larga’. Creo que si yo hubiera dirigido cuando me retiré de jugar a los 31 años por una lesión de rodilla, en Liverpool, sería diferente; pero no me lo permitió la vida.

— ¿Por qué?


— Se juntaron circunstancias: me divorcié y tenía que ver a mi niñita de tres años, a quien debía darle un futuro, y todas esas circunstancias se dieron para que de un día para el otro me viera trabajando detrás de un mostradorcito y vendiendo comida. Seis meses antes (todavía como jugador) estaba concentrado en los mejores hoteles de México, seis meses después las circunstancias de la vida me llevaron adonde me tenían que llevar seguramente para aprender de la vida real.

— ¿Cómo fue esa etapa de su vida sin fútbol?


— Estuve 22 años en ese negocio mío, primero un negocio de comida rápida al paso que fue creciendo; luego se convirtió en una pizzería y en un lugar para expender parrilladas. Pero si me hubiera retirado para dirigir rápidamente siempre digo que no hubiera tenido la suerte posterior, de salir campeón junto con mi cuerpo técnico. Logramos consolidar nuestro trabajo y fue seguramente por el aprendizaje de la vida real que tuvimos previo a esto.

— ¿Cómo dio el salto para ser entrenador?

— Mi negocio iba creciendo y yo construyendo paredes y salones, y en cada pared iba poniendo un televisor no para los clientes sino para mí mismo, para estar atento a los partidos. Era algo pendiente (ser entrenador), pero nunca dije: ‘algún día voy a dirigir’, simplemente surgió un día y tuve la suerte de que justo cuando me decidí a hacer el curso de técnico, empezaba el fútbol de Barcelona y de Guardiola.

— ¿Significa que usted es seguidor de estilo de fútbol?

— Eso me hizo ver otro tipo de fútbol, no solamente el tradicional de mi país; pude ver otra cosa: cómo trabajar para hacer 30 pases, llegar y convertir; cómo hacer para presionar en la marca, etcétera. Todo eso me llevó a hacer primero el curso en mi país y luego ir un par de veces a España, en las vacaciones, y pedir ver los entrenamientos de los equipos; además de hacer cuanto curso había en internet en España e ir aprendiendo. Además, crecí aprendiendo de los jugadores, que son los primeros maestros siempre.

— Usted nos contó ese episodio de su vida, dejó de jugar y como que tuvo que ganarse la vida luego... ¿Qué enseñanza le dejó esa parte?

— Yo creo que no nos forman o nos preparan para asumir el retiro, solo nos forman para pegarle bien a la pelota y ese tipo de cosas. Nos dan consejos para cuando uno va a dejar la práctica activa, pero no hay una formación real o paralela para dejar la carrera.

— ¿Eso hay que enseñarle al futbolista desde que comienza?

— Desde los niveles de formación hay que decirle que en esta carrera la mayoría es la que no llega, o la mayoría es la que gana poco dinero o se retira con una lesión; entonces, desde el primer día habría que decirles a todos los niños que la mayoría no va a llegar y que se tiene que preparar para otra cosa: primero con estudio; segundo, con los valores que involucran a todo ser humano.

Arias observa un entrenamiento del club Bolívar en Tembladerani. Foto: Archivo-La Razón

— ¿Y al jugador que sí llega a ser profesional?

— A él hay que prepararlo porque esta carrera es corta y si le toca ganar dinero, tiene que saberlo guardar. Entonces, la formación debería preparar también para el retiro, que es durísimo, porque de ser mimado desde los 13 años y no aprender a hacer nada más que jugar, que después de los 30 años te larguen con o sin dinero a la vida real, hay una gran diferencia. Creo que el fútbol debería apuntar a eso, los sindicatos deberían preparar al futbolista para cuando le toque colgar la camiseta.

— ¿Qué encontró en Bolivia? ¿Le sorprendió algo?

— En Bolivia me sorprendieron muchas cosas para bien y otras no, pero es normal en Sudamérica, no es solo aquí. Para bien noto en el jugador una capacidad técnica muy buena, en lo técnico el futbolista boliviano se asocia muy bien en el pase; la humildad y el esfuerzo que tiene y su gran respuesta. Luego, el campeonato boliviano es muy parejo porque hay equipos y circunstancias climáticas como la nuestra, que tenemos a favor a la altura que hace que muchas cosas influyan; en ello, el futbolista nacional debe saber desenvolverse en variables climáticas diferentes que hay. Para corregir existen tantas cosas como las hay en mi país, todas provienen de la pobreza económica de las organizaciones deportivas, pues no tenemos las bases económicas primero y después estructurales; pasa en todos los países donde hay clubes que no tienen ni para solventar siquiera una plantilla y todo eso influye para mal. Ahora, en Bolivia hay cosas a mejorar: la competencia a nivel formativo es una de ellas, ahí existe un vacío que en algún momento alguien tiene que echarle mano para realmente formar a los jugadores que son el futuro. Si a esos niños se los forma, capacita y se les da posibilidades de desarrollarse, por supuesto que será mejor.

— ¿Usted vive bien en este país?

— Estamos felices con mi familia y con mi cuerpo técnico, nos han tratado muy bien, hemos encontrado algo que no lo valora de repente el boliviano, pero nosotros se lo decimos: hemos encontrado una energía tanto en la seguridad de poder transitar por la calle como la energía de ver el esfuerzo de la gente que sale a trabajar, que todos los días busca su sustento honradamente poniendo puestitos en la calle o saliendo a trabajar en la construcción; veo muchas mujeres trabajando desde muy tempranito con sus hijos a cuestas. Esa energía que para ustedes es tan normal de repente no la valoran; para mí, como uruguayo, es algo para admirar. Que uno vea el esfuerzo y que todo el mundo quiera trabajar y esté buscando trabajo; todo eso es muy importante en vez de la delincuencia.

— Entonces, ¿no se arrepiente de haber venido a Bolivia?

— No, jamás. Aparte, con 59 años (su edad) aprendí que no hay que arrepentirse de lo que uno no hace. Yo me arrepiento de las cosas que no he hecho, que no tuve el tiempo o que no me dio la capacidad para hacerlo, aun equivocándome, aun cometiendo errores o que no me haya ido bien.

Perfil

Nombre: Alfredo Arias. Nació: En Canelones, Uruguay, el 28 de noviembre de 1958.

Trayectoria como jugador: Nacional, Montevideo Wanderers, Jaen de Andalucía, Peñarol, Palestino, O’ Higgins, Huachipato, Tampico Madero y Liverpool.

Como DT: Montevideo Cricket Club, Montevideo Wanderers, Santiago Wanderers, Sport Emelec y Bolívar.

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