jueves, 31 de enero de 2019

‘La Bruja’ Baldessari, gran ‘goleador de profesión’



La Bruja en Bolivia o La Pepa en Perú, así todavía le llaman. Fue un notable hombre-gol y como él mismo dice, hizo felices a miles de hinchas de los clubes en los que jugó. ‘Horacio Raúl Baldessari, goleador de profesión para servirlo’, dice para presentarse cuando alza el teléfono para responder el llamado de Marcas Plus.

Argentino de nacimiento (21/11/58), boliviano por naturalización, llegó a Blooming en 1977, y el 15 de enero de 1978 marcó su primer tanto ante Guabirá. Ausente del torneo en la temporada siguiente, volvió al celeste cruceño (1979) para continuar después dentro del país en Oriente (1981-82), Bolívar (1983), Blooming (1984), Bolívar (1985), Destroyers (1986-87), y tras un paréntesis en 1988, una vez más Blooming (1989), donde cerró su carrera en Bolivia.

Durante esa década, Baldessari fue goleador de moda junto con Juan Carlos Sánchez, Víctor Hugo Antelo, Fernando Salinas y Jesús Reynaldo. En total hizo 166 tantos en la Liga boliviana, gran parte fueron para Bolívar.

“¡Y, todavía estoy en la relación de goleadores del fútbol boliviano! Mira que eso me pone contento. La verdad, no puedo quejarme porque donde fui siempre me fue bien con los goles, por eso hago esa cargada (broma) de presentarme como goleador de profesión cuando contesto el teléfono. Además que a Bolívar y a Bolivia los tengo en el corazón, jugué mucho allá y porque me fue bien che. Ahora que llamaste surgen los recuerdos, pues perdí contacto con casi todos. Son muchos años que me fui y no volví a Bolivia”, dice Baldessari —de 60 años de edad— desde la ciudad peruana de Chiclayo, donde reside.

De manera coloquial protesta contra los teléfonos celulares porque dice que se pierden y con ellos se van los contactos, muchos que tenía de Bolivia. Sostiene que con la única persona que habla cada cierto tiempo es con el exarquero de Chaco Petrolero de los 80, Rubén Cacho Deleva, quien —radicado en Santa Cruz— le mantiene al tanto de lo que ocurre en el fútbol boliviano, de sus clubes y jugadores.

“Sé que él trabaja con la televisión que transmite el fútbol de allá y estamos conectados con lo que pasa en Bolivia”, agrega.

Baldessari no se olvida de amigos y rivales que hizo en el país como Ricardo Fontana, Luis Galarza, Fernando Salinas, Emilio Ludueña y Erwin Romero, entre otros. “La verdad es que hice amigos, pero no me acuerdo los nombres, los tengo acá en la mente y solo espero que toda esa banda de tanto bandido que había ahí estén bien”, saluda.

Desde Blooming que lo trajo al fútbol nacional en 1977, en la naciente Liga del Fútbol Profesional Boliviano, pasando por Oriente, Bolívar y Destroyers siempre terminó como goleador del equipo y a veces del torneo.

“Blooming fue el primer equipo que me llevó a Bolivia, recuerdo a don Roberto Tito Paz con quien firmé mi contrato, era un señor casi similar a Marito Mercado en Bolívar, que se desvivía por su club. En Blooming fui goleador y unos años después volví a Bolivia para Oriente y firmé con ellos. Imaginate vos cuando salía a caminar por las calles de Santa Cruz, los hinchas de Blooming me decían cualquier cosa (risas), más cuando les hacía goles; pero años después volví otra vez a Blooming y ahora eran los de Oriente (risas). Pasa que yo iba y venía en los clubes, y bueno... no me quejo porque me fue bien con el tema de goles”.

Le tocó compartir “con excelentes jugadores” en los clubes en los que estuvo, como con Juan Carlos Sánchez, Silvio Rojas, David Paniagua, Milton Melgar y otros en Blooming. “En Oriente también estuvimos con buenos jugadores como Tuchito Antelo, qué goleador que era ese flaco, y con Chichi Romero, Ever Hoyos, Wilson Ávila y otros muchos que no recuerdo el nombre exacto, pero los tengo”.

Evoca que en Destroyers compartió equipo con Carlos Leonel Trucco, Omar Becerrica, Miguel Aguilar, Erwin Sánchez, Marco Etcheverry y Mauricio Ramos.

Sin embargo, Baldessari asegura que sus mayores recuerdos están en La Paz, donde no solo fue goleador de Bolívar, sino que también dio dos vueltas olímpicas como campeón, y no olvida “la paz y tranquilidad” con la que vivió en suelo boliviano.

“Lo que más me gustaba de Bolivia, al margen del tema futbolístico, era la tranquilidad, la seguridad y la paz que había en La Paz, en Santa Cruz o donde ibas. Cuando estaba en Bolívar recuerdo que el kilometraje de acción de la ciudad era ahí en el centro, donde te veías con todos. Eso se me quedó grabado, porque te cruzabas con los amigos, los compañeros de equipo, los rivales y era muy buen ambiente que no sé si ahora seguirá con esto de que todas las ciudades han crecido una barbaridad”.

Considera que siempre fue “un bendecido”, porque en Bolivia le tocó jugar en clubes grandes en los que aportó con lo que mejor pudo.

“Viste que cuando un equipo se fija en vos, es que te están confiando buena parte de sus ilusiones, de sus objetivos y además te están dando trabajo, porque te pagan para que vos hagas lo mejor posible para responderles con alegría, buenos resultados. Y por eso mismo donde me tocó ir siempre di lo mejor, lo máximo que pude, no me guardaba nada, eso más allá de los goles que casi siempre me tocó marcar gracias a Dios, por eso digo entre bromas que hice feliz a mucha gente”.

Cuando se le consulta qué tipo de delantero, cuáles eran sus características de juego, Baldessari asegura que resulta “un poco difícil” definirse a sí mismo, pero cree que la palabra impredecible es lo que puede definir bien.

“Cuando llegué a Bolívar ya me conocían bastante en el fútbol, ya no me dejaban jugar tan solo y bueno, los rivales me ponían marca especial tratando de frenarme como sea, pero yo me caracterizaba porque hacía goles y porque mi accionar era impredecible, por eso les costaba agarrarme. En ese instante definía si amagaba, si tiraba una diagonal, si enganchaba o directamente un remate. Me conocían y bastante quienes jugaban contra mí, pero ellos no sabían qué iba a hacer en esa jugada y por eso mismo creo que marqué casi como 200 goles”.

No se olvida de varios dirigentes destacados a los que conoció en el fútbol nacional. En todo caso, para La Bruja hay un nombre por encima de todos, Mario Mercado Vaca Guzmán, presidente de Bolívar, y quien posibilitó su llegada a la Academia.

“Marito Mercado estaba por encima de todos los dirigentes del fútbol boliviano de esa época. Ese señor se preocupaba horrores por Bolívar tratando de que estén siempre los mejores y en Bolívar estaba casi siempre la base de la selección boliviana. Son tantísimas cosas, fierita, que escuché de Bolívar, que muchas yo vi. Mercado siempre quería tener a los mejores jugadores de Bolivia y también trajo a otros buenos de afuera y por eso Bolívar fue como fue y es hasta ahora, el club referente del fútbol boliviano”.

Hace tres décadas, Baldessari se fue de Bolivia y se instaló en Perú, donde continuó su carrera y se convirtió en entrenador, pero dice que ese alejamiento lo quiere terminar en cualquier momento. “Ojalá el destino nuevamente me devuelva por allá y que aparezca dirigiendo a algún equipo, porque siempre miramos fútbol de todo lado, los resúmenes de las fechas y a ver qué se nos puede presentar”.

“Vivo en Perú hace casi 30 años, y es donde me retiré del fútbol y tengo desarrollada una carrera de entrenador, pero a Bolivia la tengo siempre presente. Actualmente no estoy dirigiendo, pero estamos listos para el llamado”.

Como jugador, vivió la etapa previa a la clasificación de Bolivia al Mundial de Estados Unidos. De hecho, en 1989 la Verde ya estuvo cerca de lograr el pase a la máxima competición.

“No porque yo jugara allá en esa época, pero a mitad de los 80 pienso que el fútbol boliviano tuvo su despegue, Bolívar tenía lo suyo, los otros equipos también eran buenos y la consecuencia fue esa, ir al Mundial, pero después como que se achataron y ya no fueron los resultados esperados. Creo que pasó la época de Marquito Etcheverry, Platini (Erwin Sánchez) y otros, y ya no supimos más”.

Aún hoy, a la distancia hace fuerza por Bolivia y por sus equipos, por ello lamenta que se queden en medio camino a nivel internacional.

Bolivia, teniendo como sede a La Paz, “casi siempre debería asegurarse una clasificación a un Mundial”, por la ventaja natural de jugar en la altitud, a 3.600 metros sobre el nivel del mar.

“¿Sabe qué pienso?, que ahí en Bolivia se tiene esa gran ventaja que es La Paz, ventaja natural y la verdad es que ahí no debería ganar nadie de afuera. Entonces, con otra camada buena de jugadores puede ser posible. Debe hacer como Perú, exportar muchos jugadores, por eso fue a Rusia, pues creo que el campeonato de los peruanos y bolivianos aún es débil, sino fijate cómo les va en la Libertadores y nos comemos de a cuatro”.

‘Con Bolívar gané dos títulos y salí el máximo goleador’


Horacio Raúl Baldessari asegura que lo que más recuerda de los años y de su actuación en Bolivia, son los títulos que ganó con Bolívar en 1983 y 1985 y además haberse consagrado goleador de esos torneos.

— ¿Cómo le fue en los años que jugó en Bolivia?


— Bien, siempre bien, porque en los equipos que estuve como Blooming, Oriente, Bolívar y en Destroyers fui el goleador. La verdad es que fueron años simpáticos, tuve la gran suerte de hacer muchos, muchos goles.

— ¿Dónde le fue mejor?

— Te voy a decir algo fierita, primero que nada donde fui siempre me trataron bien, con un gran cariño, y ya en lo futbolístico hice goles en todo lado. Queda más lo de La Paz, pues con Bolívar gané dos títulos y salí máximo goleador.

— ¿A quiénes recuerda?

— A ver... estaban grandes jugadores como Carlos Borja, Ramiro Vargas, Chichi Romero, teníamos un arquero argentino Poliserpi, el zurdo (Carlos) López, Vladimir Soria, (Marcos) Ferrufino y había jugadores muy pesados, por eso mismo Bolívar no paraba de ser campeón. Tengo muchos rostros, pero no recuerdo sus nombres. La verdad es que en Bolívar teníamos un equipazo, fiera.

— ¿Al margen de esos nombres recuerda algo en especial?

— Eso, que fuimos campeones, a mí me tocó ser goleador porque estaba con buenos jugadores como el zurdito López. Recuerdo que don Mario Mercado se preocupaba bastante por eso y el resultado era ese.

— ¿Qué recuerda de Mario Mercado?

— El gran Marito, él era el que hizo así a Bolívar, que en esos años daba y daba vueltas olímpicas dejando a Bolívar como al mejor club que siempre fue. En esos años se ganaba títulos cada dos años por lo menos, no había quien le pare.

— ¿Tiene recuerdos especiales de clásicos?

— Al Tigre, al Tigre cada vez que nos enfrentábamos siempre le sacábamos las garras (risas), pero pese a ello, no dejamos de hablar con los rivales. Yo tenía una amistad con el paraguayo (Luis) Galarza, era un gran tipo, siempre le decíamos que se venga a Bolívar, pero era un stronguista, y por eso yo le cargaba y le decía que no le iba a bajar de tres y cuatro goles y le cumplíamos (risas), estaba como curtido el paraguayo y protestaba y se enojaba.

— ¿No había riñas o peleas en los clásicos?

— No, quedaba todo en la cancha. Durante el partido por supuesto cada quien con lo suyo, pero ya después, cuando acababan los partidos y en la semana éramos amigos. Tu no sé si supiste que el radio de La Paz no era inmenso, entonces sin moverse mucho uno se veía seguido con todos, ahí en la avenida, en la plaza Abaroa que no me olvido nunca y compartíamos una buena amistad.

— ¿Quiénes lo dirigieron en la Academia?

— Si la memoria no me falla en el 83 la primera vez lo tuve a Ramirito Blacut, que es leyenda para ustedes en la selección, y luego llegó el profe, el cabezón de acá que estuvo en la selección de Perú, Moisés Barack, que fuimos campeones.

— ¿Por qué se fue?

— Vino otra oferta. Yo en mi carrera iba y venía por los clubes, y siempre buscando ganar mejor.

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