jueves, 21 de abril de 2016

Una ofensiva que no da la talla



Ruben Insua echó mano anoche de la dupla ofensiva que menos utilizó desde que llegó a Bolívar: Gastón Cellerino e Iván Borghello —los dos a los que trajo como refuerzos—. Y no le dio resultado, más bien defraudó a la gente celeste que ayer fue al Hernando Siles de Miraflores esperanzada en ver una victoria y la clasificación de su equipo a los octavos de final de la Copa Libertadores.

En realidad, de mitad de cancha para adelante puso un equipo inédito: dejó en el banco al habitual titular Juan Miguel Callejón —quien efectivamente no pasa por un buen momento— y optó por Rudy Cardozo, además acompañado en esa línea por Jaime Arrascaita.

La afición, en cuanto se enteró de la formación, fustigó al entrenador: no por Callejón sino por Juan Carlos Arce, a quien una vez más mandó al banco. Si bien nada garantiza que con ellos adentro el resultado fuera otro, con los que estaban se evidenció que el planteamiento más los hombres elegidos fueron un error.

Cellerino hizo el gol —un muy buen gol por la definición de “tijera”— y además luchó solo adelante. Tampoco se le podía pedir más si no tenía con quién jugar. Borghello estuvo mucho rato en la cancha sin hacer nada porque ni estorbaba.

Cardozo jugó incómodo, controlado. Racing lo estudió muy bien y lo mandó a marcar de cerca para no darle espacios. Apenas tuvo uno mandó su zurdazo y Sebastián Saja, el arquero de la visita, estuvo atento para sacar la pelota del ángulo.

Arrascaita fue el mejor de todos por varios factores: empeño, velocidad y habilidad, aunque nunca encontró eco más adelante. Así que se fue desgastando. Él y Erwin Saavedra fueron lo más destacado de Bolívar en la primera parte. Vaya a saber por qué Insua sacó al lateral en la segunda.

Lo bueno y lo malo

Arrascaita. hábil

Cada que Jaime Arrascaita agarraba la pelota ponía en alerta a la defensa de Racing. Fue el único que desequilibró; sin embargo, remó contra la corriente.

Saavedra. veloz

Desde la banda se fue muchas veces, su ritmo era otro, a un kilometraje difícil de imitar para el resto de Bolívar, por lo general apagado. En una jugada eludió a tres rivales hasta que el cuarto le quitó. Solo no podía.

Flores. batallador

En el medio, el capitán fue el hombre que se cansó de recuperar balones. Su tarea, sin embargo, se apagaba cuando el balón pasaba a otros dominios.

Cardozo. apagado

Le pusieron candado por donde andaba, todo Racing lo conocía bien y sabía que tenía que cuidar de él. Por eso Rudy apareció muy poco y Bolívar perdió creación. Apenas remató una vez y Saja tapó magníficamente.

Quiñónez. inseguro

Salió a cazar mariposas en el gol que le convirtieron. El balón se le pasó y quedó fuera de la jugada. Sin él, Martínez convirtió cómodamente.

Borghello. perdido

Un jugador que no tiene continuidad no puede ser solución en un partido decisivo como el de anoche, y eso le sucedió al delantero. Deambuló adelante, no fue una buena compañía para Cellerino.


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