martes, 26 de noviembre de 2013

Goleador en deuda

Es muy recurrente hablar de la irregularidad de un delantero centro, cuando el equipo genera jugadas ofensivas pero no las finaliza. William Ferreira lleva más de 270 minutos sin anotar. Esta estadística ha preocupado y conmocionado las filas de Bolívar, que este pasado domingo, vieron como su goleador dilapidaba un penalti que, de cristalizarse en gol, hubiera cambiando el rumbo del cotejo. Pero me gustaría ir más allá para analizar las causas de dicha sequía en el uruguayo.

Para comenzar, vamos a descartar como factor los minutos en cancha. De toda la plantilla, William es el único futbolista que lo ha jugado casi todo, exceptuando el cotejo de la primera ronda contra Real Potosí, que se perdió por una lesión. Hasta el momento suma 1.440 minutos de juego, resultado de los 16 cotejos como titular; además jamás fue reemplazado en un partido en lo que va del campeonato. El privilegio de una titularidad indiscutible, ni ser sustituido, sólo goza el uruguayo, teniendo en cuenta las rotaciones que emplea el entrenador en cada uno de sus compañeros.

Otro punto que también vamos a desechar, es la incógnita de saber si el entrenador Miguel Ángel Portugal, lo está empleando de manera correcta. Ferreira ha sido amo y señor del área rival no por designación del español, sino porque desde su llegada, ha logrado salvar al equipo de partido que se han puesto tremendamente cuesta arriba.

Ferreira es el artillero de la Academia, con ocho tantos, cuatro debajo de los goleadores del Torneo: Marcelo Gomes y Carlos Saucedo, de San José. Sin embargo, está muy por debajo de su cuota goleadora del campaña pasada 2012-2013, donde terminó como máximo goleador del campeonato con 17º, casi diez goles más de lo que ahora lleva y sólo faltan de cinco fechas para la culminación del campeonato. Tendría que marcar casi dos goles por partido para superar el registro del año pasado.

Esta disminución en la finalización, tiene que ver con la repentización a la hora de elegir el sitio a poner el balón en el mano a mano. Al uruguayo le ha faltado templanza y velocidad mental para definir. El penalti errado frente a la ‘U’, es una clara muestra que el delantero está jugando bajo presión. Típico delantero: puede fallar la más fácil, como ensartar la más difícil.

Ferreira tiene un porcentaje del 50% de anotaciones de local como visitante. La causa más evidente al promedio de 0.50 goles por partido, es que las victorias y anotaciones del equipo celeste, están sustentadas en ráfagas individuales y no en un juego colectivo donde cada uno de sus componentes cumplen con una función determinada en beneficio del equipo. Los designados a asistir a Ferreira, hacen lo que ven conveniente con el fin de agradar al entrenador y no terminar en el banco el próximo juego, es decir los bondadosos a la hora de elegir terminan decidiendo lo que les parece óptimo que, de acuerdo a los resultados, no siempre fue mejor.

Confianza es otro factor que está siendo determinante. Ferreira casi siempre tiene, al menos, uno o más oportunidades de gol por partido. Pero, como centro atacante, no puede recuperarse mentalmente de los yerros para concretar en la siguiente jornada. Frente a Real Potosí, William tuvo innumerable oportunidades y, contra Univertario puso en evidencia el poco trabajo psicológico que realizar el cuerpo técnico en sus dirigidos.

Así como existe los bondadosos, Ferreira pertenece al exclusivo club de los egoístas. Ojo, que así los denominan los libros porque un goleador tiene una o dos opciones y tiene que disparar aunque el remate termine en la tribuna. La hinchada celeste sigue creyendo en el centro atacante uruguayo que tantas satisfacciones les dio en su primera venida al país.

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