lunes, 18 de enero de 2016

Guido Loayza, presidente del club Bolívar y candidato a la FBF “Si no cambiamos ahora, la debacle será irreversible”

Alentado por Marcelo Claure, como en el pasado por Mario Mercado Vaca Guzmán, el presidente de Bolívar, Guido Loayza, buscará el viernes 22 ser por segunda vez elegido presidente de la Federación Boliviana de Fútbol.


¿Por qué decidió presentar su candidatura a la presidencia de la Federación?
Por una razón simple. Nosotros estábamos dispuestos a apoyar el mejor proyecto. Bolívar no estaba dispuesto a presentar su candidato. Pero ocurre que tuvimos una reunión del consejo superior de la Liga y tomamos una decisión unánime de todos los clubes que estaban presentes en la reunión y decidimos postergar la elección, con el propósito de tener dos días completos para discutir un proyecto para el fútbol boliviano, enriquecerlo y tener un proyecto conjunto de todos los clubes de la Liga, de manera de encontrar una solución a los problemas del fútbol boliviano y al mismo tiempo decidimos que haya un solo candidato de la Liga, en eso se quedó. Al día siguiente aparecieron clubes que pidieron que las elecciones no se posterguen y que no haya un solo candidato de la Liga. Eso nos obligó a analizar el escenario y decidimos que Bolívar presentará su candidatura y un proyecto. Ésa es la razón.
Lo que queremos es que discutamos un proyecto, una agenda de transición.
Nuestro proyecto es sencillo. Tenemos que hacer una transformación total del fútbol boliviano. La realidad actual es alarmante, heredada de 20 años de una caída libre y 10 años de corrupción, negligencia e incapacidad. Se trata de una pelea contra una cultura dirigencial corrupta, en la que la honestidad se convirtió en excepción, lo que atestiguamos con impotencia. Hoy en día la función de la dirigencia está en tela de juicio; tenemos que construir una estructura de control y fiscalización efectiva. Si no se hace algo ahora, la debacle será irreversible y perdurable porque hay una reforma mundial del fútbol. Guido Loayza y Bolívar podían abstenerse y quedarse cómodamente en el oasis institucional que es el Bolívar y además quedarnos con los logros del pasado, que conseguimos en 1993 y 1994, pero eso es por el bien personal. Nosotros pensamos en el fútbol boliviano en general.
La función de la gestión es consolidar una plataforma renovada y transparente, y darle al fútbol boliviano una competitividad real, tanto en el profesionalismo como en las inferiores.
Usted rechazó varias veces la opción de ser candidato. ¿Marcelo Claure tuvo que ver en su cambio de opinión?
Con Marcelo Claure, como parte del proyecto, analizamos esto y decidimos que no podemos quedarnos en la conformidad de lo que tenemos, sino que tenemos que trabajar por el fútbol boliviano. Somos parte del fútbol boliviano. Lo que nosotros hagamos no puede tener vigencia si no estamos dentro de un fútbol boliviano competitivo, serio, capaz. Tenemos que trabajar para cambiar esto. El fútbol boliviano atraviesa una crisis severa. Tenemos que decir que el fútbol no hizo gala en los últimos 20 años. Triunfó la codicia, tal como define Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001. El fútbol afronta una crisis severa, producto de sus propios errores. Tenemos que romper las dicotomías que hay en el fútbol boliviano en el siglo XXI.
Primero, la dicotomía entre el fútbol amateur y profesional. El fútbol evolucionó gracias al vínculo entre los dos, que es la clave del éxito. El primero debe ofrecer al segundo los jóvenes talentos que reemplazan a las generaciones de jugadores, a partir de la base de una pirámide que debe ser la más amplia posible. El fútbol profesional debe ofrecer una calidad superior de juego y los modelos que inspiran a las futuras generaciones.
La Federación debe crear conductos comunicantes para que ambos, juntos, sean parte de un proyecto común.
La otra dicotomía, el fútbol de club y la Selección. Es una cosa fundamental. Anualmente existe la polémica de la retribución económica que la Federación debe dar a los clubes por la cesión de sus jugadores.
Después existen otras dicotomías, como entre el fútbol continental y el fútbol nacional. La otra, el problema de los clubes y los jugadores, cada año existen problemas con FABOL.
Después, la autonomía del fútbol y el diálogo con su entorno. ¿Hasta dónde somos autónomos? Somos acaso una excepción en el mundo, donde nosotros no tenemos derecho a rendir cuentas. Tenemos que rendir cuentas, no podemos ser el único ente en el país que no rinda cuentas a nadie. Eso tiene que terminar. Tenemos que pelear por el fair play financiero. No puede haber un equipo que gasta más de lo que genera. Tenemos que hacer cosas como se hicieron en el fútbol internacional. Hay demasiadas cosas como para no discutirlas y analizarlas. Bolívar está en eso. Bolívar lleva un proyecto y a su mejor gente, a la gente que tiene pruebas de éxito en el manejo del fútbol nacional. Estamos en una coyuntura internacional, única porque se perforó la burbuja que mantenía al fútbol internacional corrupto, al que hay que cambiar. No puede ser que entremos a una coyuntura electoral donde discutamos cargos, cuotas y no proyectos.
Bolívar cree que en esta gobernanza de poco tiempo, serán 18 o 24 meses, el fútbol saldrá fortalecido. No sé qué chances tenemos de ganar. Creemos que tenemos que trabajar, volver a las raíces, hacer que el dirigente tenga la filosofía de nuestros mayores, que trabajaban para que el fútbol sea grande. Darlo todo, sin recibir nada. El Bolívar quiere darle al fútbol boliviano algo más y cambiar la estructura.
Usted siempre fue crítico con la ANF. ¿Eso le jugará en contra? ¿Va a una guerra perdida?
No estoy pensando en cuántos votos podemos lograr. No entramos en el proceso de ofrecer cosas a cambio de todo. Nosotros ofrecemos un proyecto. No somos muy optimistas en ganar. Pero si ganamos, eso quiere decir que el fútbol boliviano está apostando por el cambio, que está apostando por un futuro.
Usted dijo que hay dirigentes que quieren llegar a la FBF porque quieren disfrutar de lo que tuvo Chávez. ¿Cree que esos directivos utilizarán las mismas armas de él?
Ésa es la pena, Chávez generó una cultura. Él demostró a la dirigencia que el fútbol puede darles un bienestar fantástico, una riqueza obscena en poco tiempo. Pero el fútbol no es eso. Eso cambió. ¿Nosotros entraremos en ese cambio, tendremos la grandeza de hacerlo? Ése es el desafío.

El Bolívar tiene siempre un plan, el que se presentó en el pasado tiene que ser actualizado porque antes había otra realidad, ahora todo cambió.
En 1992 usted tenía el apoyo de Mario Mercado, ahora tiene el respaldo de Claure...

Siempre tuvimos el respaldo del fútbol real. Choco Antelo me decía, en 1992 estábamos todos juntos. Estaba la historia del fútbol apoyando un proceso y fuimos adelante todos juntos y todos juntos logramos lo que logramos.

¿Podemos hacer lo mismo ahora?
Si es elegido, ¿será un presidente de transición?
Sí, será de transición, como en 1992, cuando hubo un antes y un después. Queremos tener un periodo corto para cambiar, que cambie para siempre el fútbol boliviano.
Si es elegido, usted tendrá que renunciar a la presidencia de Bolívar, ¿quién se quedará en el cargo? ¿Qué pasará con Bolívar?

El Bolívar es demasiado grande, tiene una historia, una tradición. Si Guido Loayza se va, de la misma dirigencia saldrá un directivo que hará lo mismo y mejor. Lo importante es dejar hitos para que tengan referencia.


¿Qué le pide a la dirigencia, que es la que vota?

Cada persona que vota debería pensar en lo que piensa el hincha que espera el cambio. Que vote por el fútbol, que no voten por ellos. El mundo está cambiando y no podemos pasar esta oportunidad. Si dejamos pasar esta oportunidad, el fútbol boliviano seguirá relegado.


¿En qué se diferencia el Guido Loayza que se presentó a las elecciones de 1992 con el Guido Loayza de ahora?
El Guido Loayza de 1992 era joven, impulsivo, pero con las mismas ideas. El de hoy tiene experiencia, pero está de salida. Quiere dejar su experiencia. Lo importante es la honestidad; todos los dirigentes estamos en tela de juicio. En Bolivia tenemos que demostrar que los dirigentes no somos corruptos. Yo no robo, nunca robé, no robaré y no permitiré que nadie robe.

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